Tú, estrella, eres guía de mis confesiones,
cual amigo posee las verdades de mi ser.
Amistad infinita siempre hiciste conocer
y que ha durado triunfante en las cuatro estaciones.
Dicen que el artista es quien nace, llora y sufre.
Otros... exigen termines para que descansen,
Y cuando mis deseos de carne se apaguen,
pues, mi alma alcanzara en el cielo y cruce
con tu esencia tierna, con tu amistad soberana,
apaciguada con mi furia descontrolada.
Dime, cuándo, dulce niña, acabe el silencio
y mis cantos irrumpan en la eterna multitud
y callen aquellos lamentos de antiguo laúd
donde yo exprese canciones de tus sentimientos.
Autor: Carlos Badaracco - Uruguay - Montevideo 2006.
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